lunes, 18 de marzo de 2024

METROSESUAL

 Believe it or not, pero este deficiente pepón -entenado de la guayaba-, nació siendo muy poco agraciado por la madre naturaleza y peor para su clan familiar; hasta se comentaba agriamente que apenas salió expulsado del vientre materno gracias al empuje de tres fornidas parturientas, cinco fórceps, más un par de robustos enfermeros; puesto que aquel bichito imposible de aparecer, ya adivinaba que sería cruelmente rechazado por toda su parentela y, desde el saque, no quiso emitir ni un minúsculo chillido que anunciara su aciago alumbramiento. Mas, una vez que salió expelido, su desagradable presencia, como exagerado mutismo, también dejó perplejo y mudo al médico obstetra, quien, absorto, lo tomó con mucho recelo de ambas patitas y en lugar de pegarle un par de cachetaditas en su arrugado traserito, optó por pellizcarle tres veces sus aplastados cachetitos, dejando tan fatales huellas que lo marcarían por todo su incierto futuro.

Indudablemente que para la única persona que siempre exclamaba frente al curioso vecindario que aquella criatura de Dios era todo un querube escapado de los cielos, fue a su santa madre; aunque  muy en el fondo sabía que aquel bultito tenido entre manos, era un diminuto sietemesino y  prefería darle la teta con la mirada clavada en una estampita del Divino Niño colocada a su lado izquierdo; rogándole de rodillas, mañana, tarde y noche, tener la paciencia de Job; sin embargo, muy en sus adentros, después de mirarlo de reojo, pedía a moco tendido que ese regalo se transforme en un milagro que lo transforme en una persona normal, como la de cualquier hijo de vecina y eso sería suficiente para que ella pueda tener una tranquila vejez.

Pasaron volando los días, los meses y los años y aquel muchachón, bastante oscurito además, pasó las de Caín, las del Cholo Toledo y las del ministro del Minter que también no tiene ningún ángel que le alumbre y por eso solo se le escucha, porque su imagen vista de frente ya ocasionó mil y un infartos; pero en nuestro caso (el que estamos tratando), le pudieron caer todas juntas; más aquellos ruegos hicieron efecto y su posterior existencia resultó todo lo contrario, porque cual apretados resortes, salían inmediatos mecanismos de defensa y este fulano, no solo consiguió disponer de una correa doble grosor y doble ancho de la g.p.

El mencionado, gozaba de una popularidad absoluta y envidiable en su salón de clases, pues era el payaso number one y nadie se le escapaba para ponerle un ingenioso y festejado chaplín y hasta los profes fueron sus principales puntos: El Huanaco de costa, La Fantasmita de Inglés, El Chancho Eviscerado, La Rata Matemática y a todos sus choches los había bautizado al cual mejor y solo los llamaba por su chapa. Pero en el quinto año sucedió algo que sumió al salón en una cerrada tumba fría:

-Oeee…Flaco Tirifilo, ¿Qué sabes del Loco Chapero? Se ha tirado la pera, ¿nooo?

-¡No creo…! Debe estar en la Sala de Profes…ayudando a corregir las pruebas de la Fantasmita…

.Sí, peee…Es su chupe…

-Pero el Payaso tira…

-Ya lo creo que esté tirando…

Y aquel payaso tan poco agraciado siquiera con un poquito de pepa en toda la secundaria, ahora estaba terminando Medicina Humana y seguía siendo el primero. Pronto supo la collera que estaba haciendo una maestría en los unites y en el próximo mes de enero juró que estaría reunido con todita la mancha de su prom.

-Oeee…Chanchín, tú que eres coche del Payaso Loco, ¿con seguridad nos cae el fin de semana?

-¡Clarín, mi causachum, mi querido Ratón Matemático, profe de la UNI… Ya estamos 39 asegurados pa´la gran chupeta por los XX aniversario de la escapada obligatoria del Cole…

Aquellos deliciosos y selectos entremeses desfilaban como cancha sobre la gigantesca y excelente mesa preparada en el mejor restobar de la ciudad, El Olimpo. Al rato, todos los asistentes se miraban un tanto extrañados por la inasistencia de aquel personaje tan esperado y no visto desde aquellos días de la última fiesta de despedida; entonces, se puso en pie uno de ellos que se encontraba casi al centro de la reunión. Cuando de pronto entró una esbelta y distinguida figura vestida con un elegante terno y algo había en ella que parecía ser la de un viejo conocido. Se aproximó al grupo y con mucha soltura dijo:

-Estimados amigos, tal como me comprometí con el Chancho sin Entrañas, aquí estoy para departir con todos ustedes por unos momentos que espero, sean lo más recordados por la serie de anécdotas, chistes y demás historias que disponemos para amenizar este grato momento.

Todos se quedaron perplejos y mudos en ese instante y cuando pudieron recuperarse de la impresión recibida, descubrieron al Loco Payaso, pero…

El Ratón, sacó su cabecita, se levantó del sitio y dijo socarronamente:

-¡Oeee…won, ¿de qué te la quiere dar? ¿O a quién quieres impresionar? Si ya sabemos que debajo de esa pepa y la tela de mil cocos, sigue estando el mismo Loco de mierda…el que siempre nos hacía la vida agradable; mas no tienes que aparentar con estos tus choches…Así que siéntate y agarra tu copa que vamos a brindar por nuestro reencuentro y nuestra vieja amistad…!Salud!

-¡Bueno, bueno…! Nos dejamos de wadas y ¡Salud! Por toda esta bola de chupamedias, alcahuetes, sacavuelteros y demás hijos de María Chucena. Ustedes no saben, pero desde que nací, nunca pude recibir una caricia, un saludo agradable o una expresión de felicidad, pues mis atributos físicos no lo merecían y yo era más consciente que nadie. Sin embargo, la vida me enseñó a pelear contra todo lo establecido, contra todo aquello que significa una fingida amistad. Solo con mi forma de ser, pude contrarrestar este calvario interno de siempre. Aprendí a superar todos los problemas, a sacarme la mierda día y noche hasta lograr ser el mejor Cirujano Esteta de Miami y como no podía ser de otra manera, me pegué unos cuantos arreglitos y aquí estoy, dispuesto a quedarme con ustedes, hermanos de mi alma, hasta que nos venga la noche…de pasado mañana. !Salud!