Believe it or not, pero este deficiente pepón -entenado de la guayaba-, nació siendo muy poco agraciado por la madre naturaleza y peor para su clan familiar; hasta se comentaba agriamente que apenas salió expulsado del vientre materno gracias al empuje de tres fornidas parturientas, cinco fórceps, más un par de robustos enfermeros; puesto que aquel bichito imposible de aparecer, ya adivinaba que sería cruelmente rechazado por toda su parentela y, desde el saque, no quiso emitir ni un minúsculo chillido que anunciara su aciago alumbramiento. Mas, una vez que salió expelido, su desagradable presencia, como exagerado mutismo, también dejó perplejo y mudo al médico obstetra, quien, absorto, lo tomó con mucho recelo de ambas patitas y en lugar de pegarle un par de cachetaditas en su arrugado traserito, optó por pellizcarle tres veces sus aplastados cachetitos, dejando tan fatales huellas que lo marcarían por todo su incierto futuro.
Indudablemente que para la única persona que
siempre exclamaba frente al curioso vecindario que aquella criatura de Dios era
todo un querube escapado de los cielos, fue a su santa madre; aunque muy en el fondo sabía que aquel bultito tenido
entre manos, era un diminuto sietemesino y prefería darle la teta con la mirada clavada
en una estampita del Divino Niño colocada a su lado izquierdo; rogándole de
rodillas, mañana, tarde y noche, tener la paciencia de Job; sin embargo, muy en
sus adentros, después de mirarlo de reojo, pedía a moco tendido que ese regalo
se transforme en un milagro que lo transforme en una persona normal, como la de
cualquier hijo de vecina y eso sería suficiente para que ella pueda tener una tranquila
vejez.
Pasaron volando los días, los meses y los años
y aquel muchachón, bastante oscurito además, pasó las de Caín, las del Cholo
Toledo y las del ministro del Minter que también no tiene ningún ángel que le
alumbre y por eso solo se le escucha, porque su imagen vista de frente ya
ocasionó mil y un infartos; pero en nuestro caso (el que estamos tratando), le pudieron
caer todas juntas; más aquellos ruegos hicieron efecto y su posterior
existencia resultó todo lo contrario, porque cual apretados resortes, salían
inmediatos mecanismos de defensa y este fulano, no solo consiguió disponer de
una correa doble grosor y doble ancho de la g.p.
El mencionado, gozaba de una popularidad
absoluta y envidiable en su salón de clases, pues era el payaso number one y
nadie se le escapaba para ponerle un ingenioso y festejado chaplín y hasta los
profes fueron sus principales puntos: El Huanaco de costa, La Fantasmita de
Inglés, El Chancho Eviscerado, La Rata Matemática y a todos sus choches los
había bautizado al cual mejor y solo los llamaba por su chapa. Pero en el
quinto año sucedió algo que sumió al salón en una cerrada tumba fría:
-Oeee…Flaco Tirifilo, ¿Qué sabes del Loco Chapero?
Se ha tirado la pera, ¿nooo?
-¡No creo…! Debe estar en la Sala de
Profes…ayudando a corregir las pruebas de la Fantasmita…
.Sí, peee…Es su chupe…
-Pero el Payaso tira…
-Ya lo creo que esté tirando…
Y aquel payaso tan poco agraciado siquiera con
un poquito de pepa en toda la secundaria, ahora estaba terminando Medicina
Humana y seguía siendo el primero. Pronto supo la collera que estaba haciendo
una maestría en los unites y en el próximo mes de enero juró que estaría
reunido con todita la mancha de su prom.
-Oeee…Chanchín, tú que eres coche del Payaso
Loco, ¿con seguridad nos cae el fin de semana?
-¡Clarín, mi causachum, mi querido Ratón
Matemático, profe de la UNI… Ya estamos 39 asegurados pa´la gran chupeta por
los XX aniversario de la escapada obligatoria del Cole…
Aquellos deliciosos y selectos entremeses desfilaban
como cancha sobre la gigantesca y excelente mesa preparada en el mejor restobar
de la ciudad, El Olimpo. Al rato, todos los asistentes se miraban un tanto
extrañados por la inasistencia de aquel personaje tan esperado y no visto desde
aquellos días de la última fiesta de despedida; entonces, se puso en pie uno de
ellos que se encontraba casi al centro de la reunión. Cuando de pronto entró
una esbelta y distinguida figura vestida con un elegante terno y algo había en
ella que parecía ser la de un viejo conocido. Se aproximó al grupo y con mucha
soltura dijo:
-Estimados amigos, tal como me comprometí con
el Chancho sin Entrañas, aquí estoy para departir con todos ustedes por unos
momentos que espero, sean lo más recordados por la serie de anécdotas, chistes
y demás historias que disponemos para amenizar este grato momento.
Todos se quedaron perplejos y mudos en ese
instante y cuando pudieron recuperarse de la impresión recibida, descubrieron
al Loco Payaso, pero…
El Ratón, sacó su cabecita, se levantó del
sitio y dijo socarronamente:
-¡Oeee…won, ¿de qué te la quiere dar? ¿O a quién
quieres impresionar? Si ya sabemos que debajo de esa pepa y la tela de mil
cocos, sigue estando el mismo Loco de mierda…el que siempre nos hacía la vida
agradable; mas no tienes que aparentar con estos tus choches…Así que siéntate y
agarra tu copa que vamos a brindar por nuestro reencuentro y nuestra vieja
amistad…!Salud!
-¡Bueno, bueno…! Nos dejamos de wadas y ¡Salud!
Por toda esta bola de chupamedias, alcahuetes, sacavuelteros y demás hijos de
María Chucena. Ustedes no saben, pero desde que nací, nunca pude recibir una
caricia, un saludo agradable o una expresión de felicidad, pues mis atributos
físicos no lo merecían y yo era más consciente que nadie. Sin embargo, la vida
me enseñó a pelear contra todo lo establecido, contra todo aquello que
significa una fingida amistad. Solo con mi forma de ser, pude contrarrestar
este calvario interno de siempre. Aprendí a superar todos los problemas, a
sacarme la mierda día y noche hasta lograr ser el mejor Cirujano Esteta de
Miami y como no podía ser de otra manera, me pegué unos cuantos arreglitos y
aquí estoy, dispuesto a quedarme con ustedes, hermanos de mi alma, hasta que
nos venga la noche…de pasado mañana. !Salud!