sábado, 11 de julio de 2015

FLECHA VELOZ


Estimado Dr. Chiro: nunca pensé acudir a un sexólogo y más, por una situación tan especial como la que acontece con mi nueva pareja, quien a decir, resulta ser todo lo opuesto al común  comportamiento sexual del otro bando, digo, del elemento femenino (y no por lo elemental), dado que en la intimidad universal de los manuales se pregona a los cuatro vientos aquel deseo mutuo por acudir engrapados, en paralelo, al clímax; pero, resulta, estimado doctor, que mi material de apoyo es súper recontra veloz en arribar a sus calambres orgásmicos; tanto así que no bien le menciono la palabra ¿vamos?, deja lo que está haciendo y se dirige automáticamente hacia el cuadrilátero y en el camino, va dejando una estela de prendas, llegando al altar del sacrificio tal como vino al mundo y lista para el combate. Bueno, tal vez, usted podría indicarme como remedio, el evitar pronunciar dicha palabra o expresión alucinatoria y asunto solucionado; pero, nones. No bien suena la trompeta para el ingreso del toro al expectante coso, cuando se le viene un terremoto neuronal grado 9.9 en todas sus localidades situadas en la galería de abajo, que grita y convulsiona de manera espectacular, resultando imposible tratar de calmar sus gemidos, mezcla de vítores y aplausos dados hasta con las piernas, inquietando a todo el barrio que ya sabe cuándo tenemos faenas y se mueren por conseguir una abono; mientras que el suscrito, recién anda por el paseíllo inicial y los primeros capotazos desde el burladero para luego, ir entrándole a asunto con todo el entusiasmo posible en pos de  obtener el escapulario de oro con salida en hombros, más redoble de  aplausos que exigen repeticuá. Sin embargo, recién pasaron 40 segundos y la res está ya moribunda. Admirado, me detengo en seco, se desvanece mi entusiasmo y  quedo con todas las ansias de obtener por lo menos un par de manoletinas para llegar al obligado cambio de estoque. ¿Cuál es la solución que propone, doctor? Porque siempre me está ganando por puesta de pelo, aun saliendo embalados del mismo partidor!
Atte. Juan de Dios Troncoso

Estimado Juan: Dios, seguramente te está poniendo a prueba; realmente, esta es una situación fuera de serie. Contra todo pronóstico de la polla, escapa a los cánones de lo normal, usual o cotidiano por ser todo lo contrario al común de las actuaciones femeniles relacionadas con la llegada a tiempo. Después de haber revisado los manuales de la Rampolla y De Negri, así como el de N. Paredes, solo queda proceder de la siguiente manera:

Primero, considero que el chip de tu material está sumamente acelerado y que puede pasar del arranque al muere sin considerar las etapas obligadas de: calentamiento, aceleración y pausa;  doble aceleración y enfriamiento del motor con afinamiento de cuchillas; última pausa, fierro a fondo con embrague incluido hasta explosión incontenible de la combustión generada por la máquina y su conductor. Asimismo, requiere de una calibración de bujías. Tal vez hay sobrecarga de la chispa y tan solo con el encendido se incendia toda, vuela el velocímetro y su arranque llega hasta el mismísimo mufle en dos segundos y tres décimas;

Segundo, podrías hacer un sondeo manual empezando por su botón de arranque, pero con mucho cuidado; no vaya a ser que al primer toque, no solo te coja el dedo, sino la mano entera y luego tangas mayores complicaciones cuando trates de recuperar todos los huesos astillados de las falanges, por la fuerza propia de sus pistones nuevecitos y muy bien aceitados;

Tercero, tal vez puedas hacer uso de algunas cremas anestésicas que te permitan insensibilizar la zona, mas ten cautela cuando ingreses poco a poco por la parte superior, porque tal vez tenga orgasmos vaginales y el remedio podría resultar un lubricante efectivísimo y no te quede ni la piel con que cubrirte el resto de la temporada;

Finalmente, cambia de postura o de pose. Te recomendaría la 69 porque así tendrías la posibilidad de saber el origen de la disfunción. Igualmente, ten mucho cuidado al hacerlo porque no solo podrías perder la lengua, el paladar y la úvula; lo peor sería que pierdas el entusiasmo por querer conseguir una mutua llegada a tiempo con tal posición. Aunque, como último recurso, antes del acoplamiento colócale hielo por cinco minutos. O con ello equiparas niveles de calentamiento y podrían llegar ambos a la meta; o vas a tener que perder el aliento, la tráquea y los pulmones tratando de entibiar el asunto después de miles de intentos.


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