sábado, 28 de mayo de 2016

NO HAY NADA COMO EL PLÁTANO



Estimado Dr. Chiro T. Fast:
Trato de escribir la presente desde una postura cuadripléjica, inoportuna e imprevista que me tiene casi inmóvil en actitud por demás hostil de alicate. Resulta, mi estimado galeno, que al término de las tres últimas sesiones amatorias, face to face, toda mi fortaleza libidinosa se fue al tacho porque el maldito calambre colocó un súbito finito a dicho encuentro de una manera muy peculiar: me recogí totalmente en el síndrome de cangrejo. Y con esto no quiero referirme en especial a ninguno de mis colegas camanenses. Prosigo: en plena faena chancadora y justo cuando ya íbamos a llegar al !se me viene el huayco¡ quedé literalmente petrificado de la cintura para abajo forjando una horqueta con mis piernas; resultando inconmovible hacia el poniente y el resto del organismo hacia el jodiente; porque la referida pose arruinó todo el vergel, sobre todo para la pieza de abajo: ella súbitamente adquirió una sensación de desencanto, jadeando con toda su lengua afuera, retorciendo los ojos con una mirada malditamente inquisidora; de pronto, detuvo  su jadeo, quedándose petrificada, estupefacta; cesando su ritmo galopante en solo tres segundos y una centésima como si le hubiesen colocado cinco kilos de hielo en el punto G. Bueno, pues, la consulta es ¿por qué la aparición de mis calambres justo en el momento menos oportuno y solo en el aparato de locomoción?
                                                                                                                        El Rasputín de Pachacútec

Estimado Raspu: también trato de contestarte de la mejor manera, toda vez que tu caso (y con ello no quiero decir que estás grave de abajo), sino, que dadas las circunstancias tan especiales en las que acuden raudos e incontenibles tus encogimientos y solo afectan tu tren inferior; esperando que solo sea esa parte de tu locomoción; porque de lo contrario en este mismo momento tendríamos que hacer una consulta médica a nuestro equipo (Nicolás Paredes, la Rampolla y Tiro Loco, un chamán de la GP (la Gran Piura, y no lo que pensabas), para meterte, con carácter de irremediable, una mano –y no una mano cualquiera (provecho) sino, una mano de plátanos completita, tratándose de una falta de NA, sodio, lo que te tiene en postura de alacrán, pero al revés. Sin embargo, podría ser también que los años te están jugando un partido aparte y ya estén cobrando los descuentos; dicho sea de paso, si estás dale que dale a la mocita puedes estar sobregirado, de repente tu puerco, perdón, tu cuerpo está pidiendo chepa hace un buen ratón y esta es una de sus manifestaciones exigidas por el populorum llamado aguante; aunque también podría ser debido a la carencia de olla; es decir avitaminosis en todo el abecedario. Y la solución ya la conoces:
1° Ponle stop a la chancadora porque puedes terminar con muchas lagunas en la azotea y el mufle carbonizado por la exigencia permanente;
2° cambia de licuadora porque la Bormix que te ha tocado va a terminar haciéndote polvo junto con tu herramienta, caso en el cual ya no hay vuelta al asunto así recurras a las Huaringas, Tarapoto o San Cachito, Patrono de los Impo…tentes  y,
3° Si optas por la cura del plátano, te recomiendo los de isla, preferentemente aquellos del tipo Guayaquileño, tamaño kingsize y que los consumas por ambos lados. No pienses mal, ni te pongas pálido. Quiero explicarte que ello significa que lo hagas por la boca ya sea por la mañana o por la noche. Aunque, conforme decían nuestras abuelitas: -el plátano, en la mañana, oro; en la tarde, plata; y de noche mata, así que puedes hacer la prueba esta misma noche, total, no creo que un plátano vaya a matar tus ansiedades y podrías volver a la andadas con don Sata.
Buena Suerte! Y Provecho!
                                                                                




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